La prolactina es una hormona polipeptídica sintetizada principalmente por las células lactotropas de la adenohipófisis. Según ha avanzado el conocimiento sobre la fisiología y bioquímica de esta hormona hemos aprendido que ejerce más de 300 funciones en distintos tejidos y órganos de nuestro cuerpo, por lo que podemos considerarla como una hormona pleotrópica. Además de su acción reguladora de la secreción láctea, la prolactina modula múltiples funciones en el organismo que pueden agruparse en grandes categorías: agua y balance electrolítico, crecimiento y desarrollo, endocrino y metabólico, cerebro y conducta, reproducción, e inmunorregulación y protección.
Las células localizadas en la zona más externa del lóbulo anterior responden mejor a la TRH (hormona liberadora de tirotrofina), mientras que la respuesta a la dopamina es mayor en las células localizadas en la región más cercana al lóbulo intermedio. Por otra parte, existen células en un estadio intermedio
de diferenciación, células mamosomatotropas, capaces de secretar tanto prolactina como hormona de crecimiento. Estas células bifuncionales se diferencian a células lactotropas por acción de los estrógenos. Importante destacar aqui el papel de la TRH para controlar la prolactina, los agonistas dopaminergicos y el papel de la HGH.
La regulación de la síntesis y secreción hipotalámica de la prolactina responde a estímulos similares a los de la hipófisis. Así los estrógenos y la angiotensina II incrementan la liberación de prolactina hipotalámica, y el VIP (péptido intestinal vasoactivo) aumenta los niveles de ARNm; sin embargo la TRH no provoca ningún efecto. Recalcar el papel de la tensión arterial y sistema renina-angiotensina.
En el sistema inmunitario, también las células competentes de timo, médula ósea y bazo así como los linfocitos periféricos contienen ARNm de prolactina y liberan prolactina biorreactiva similar a la hipofisaria.
La regulación de la síntesis y secreción de prolactina por los linfocitos es diferente a la de la hipófisis y
dado que estas células expresan receptores de dopamina, puede que esta esté implicada en su regulación. De hecho la administración de bromocriptina, agonista de la dopamina, que interacciona con los receptores dopaminérgicos tipo 2 (D2), disminuye sus niveles en linfocitos.
En mamíferos, el receptor de prolactina además de en la glándula mamaria y en ovario, se distribuye por otros muchos órganos: cerebro, hipófisis, corazón, pulmón, timo, bazo, hígado, páncreas, riñón, glándula adrenal, útero, músculo esquelético y piel; el hígado es el órgano donde más se expresa el receptor de prolactina donde parece transducir señales proliferativas. La prolactina en el hígado es mitogénica (es decir, que su exceso favorece el crecimiento y división de la célula, efecto bien conocido en las hepatectomias)
El receptor de prolactina puede unirse y ser activado por al menos tres tipos de hormonas: la prolactina, la lactógeno-placentaria y en primates también la hormona de crecimiento.
Los estrógenos, los adrenocorticoides y la hormona de crecimiento (GH) son necesarios para el desarrollo puberal de la glándula mamaria. La prolactina es necesaria en la ramificación de los ductos y en el crecimiento y desarrollo lóbuloalveolar de la glándula mamaria. Altos niveles de E2 junto con un uso de somatotropina incrementa el riesgo de crecimiento de tejido mamario en hombres.
La prolactina promueve la expresión de la 17-hidroxiesteroide deshidrogenasa (17-HSD), enzima encargada de catalizar la conversión de estrona en estradiol. Además, la prolactina inhibe a la enzima
20-hidroxiesteroide deshidrogenasa (20-HSD) y en consecuencia previene el catabolismo de la progesterona.
La prolactina controla un conjunto de funciones de autorregulación, que conducen al mantenimiento en la composición y propiedades del medio interno del organismo. Entre ellas hay que destacar, las acciones inmunorreguladoras de la prolactina, la prolactina aumenta la producción de anticuerpos; su deficiencia se asocia a la inmunodeficiencia humoral. De hecho, la prolactina actúa como un mitógeno tanto en linfocitos B como T, e incrementa la capacidad fagocítica de los macrófagos.
La prolactina regula también la homeostasis controlando el transporte de iones sodio, calcio y cloruro a través de las membranas epiteliales del intestino, la captación de aminoácidos por las células epiteliales de la glándula mamaria, así como de otros iones y agua en el riñón. En las glándulas sudoríparas y en las lagrimales la prolactina también modula su composición iónica.
Los estímulos fisiológicos que regulan la secreción de prolactina son múltiples: la succión/estímulo del pezón, el estrés, el aumento de los esteroides, en especial los estrógenos, etc. Estos estímulos son recogidos por el hipotálamo, que elabora factores liberadores de prolactina (Prolactin Releasing Factors, PRF) y factores inhibidores (Prolactin-Inhibiting Factors, PIF).
En mamíferos, el hipotálamo ejerce un efecto mayoritariamente inhibidor sobre la síntesis y secreción de prolactina, que además está influenciada por muchos otros factores liberados por las células lactotropas de la adenohipófisis (regulación autocrina), así como por otras células de la hipófisis (regulación paracrina).
El reflejo neuroendocrino de succión del pezón disminuye la dopamina y estimula la lactancia.
La dopamina es el mayor inhibidor de la síntesis y secreción de prolactina.
La dopamina tras interaccionar con los receptores dopaminérgicos tipo 2 (D2) en la membrana de las células lactotropas ejerce su función inhibidora.
Sin embargo, la cuantificación de los niveles de dopamina en el tallo hipotálamo-hipofisario no son
suficientes para atribuir a la dopamina el papel de PIF único. Por ejemplo, la concentración plasmática de dopamina en el tallo hipotálamo-hipofisario es entre cinco y siete veces inferior en las ratas macho que en las hembra, mientras que los niveles plasmáticos de prolactina son relativamente similares. Esto hizo pensar en la existencia de otros PIFs, como ácido gamma aminobutírico (GABA) o somatostatina.
El GABA se produce por descarboxilación del ácido glutámico, y es rápidamente metabolizado por acción de la GABA-transaminasa. Este aminoácido presente en el sistema nervioso central tiene una acción inhibidora directa sobre las células lactotropas de la adenohipófisis.
La serotonina es un potente estimulador de la secreción de prolactina, siendo el núcleo paraventricular del hipotálamo el mediador de la acción de este neurotrasmisor. Su efecto no está asociado a una inhibición de la secreción de dopamina.
La histamina actúa a través de sus receptores H1 y H2. La activación de los receptores tipo H1 tiene también un efecto estimulador de la secreción de prolactina. Su acción se produce en el sistema nervioso central provocando la inhibición de la actividad dopaminergica de las neuronas TIDA. Además la histamina a través de sus receptores presinapticos puede modular la liberación de vasopresina,
norepinefrina, serotonina, opiaceos endógenos y de esta manera regular la secreción de
prolactina. Los receptores tipo H2 inhiben la secreción de prolactina. La acetilcolina actúa sobre los receptores colinérgicos estimulando las neuronas TIDA, favoreciendo así la secreción de dopamina y la consiguiente inhibición de la secreción de prolactina. Habría que estudiar el papel de los antihistaminicos en esto, en especial el Ketotifeno.
La hormona estimuladora del tiroides (Thyroid-Stimulating Hormone, THR), además de su función específica sobre la glándula tiroidea, estimula la secreción de prolactina por las células lactotropas de la hipófisis. Inhibición de TRh MEDIANTE EL USO EXÓGENO DE PREPARADOS TIROIDEOS
El péptido intestinal vasoactivo (Vasoactive Intestinal Peptide, VIP), aunque inicialmente descrito por su acción gastrointestinal, se ha detectado tanto en hipotálamo como en tallo hipofisario, ejerciendo
directamente sobre las células lactotropas la estimulación de la secreción de prolactina.
La oxitocina se sintetiza en los núcleos paraventricular y supraóptico, y es transportada axonalmente al lóbulo neurohipofisario. Los vasos portales que conectan la neurohipófisis con la adenohipófisis permiten su llegada a las células lactotropas donde promueve la liberación de prolactina.
La vasopresina, al igual que la oxitocina, es secretada por los núcleos paraventricular y supraóptico y de forma similar a esta se libera en la adenohipófisis, donde favorece la secreción de prolactina.
Los pépticos opiáceos endógenos encefalinas, dinorfinas y endorfinas suprimien la actividad de las neuronas TIDA dopaminérgicas y provocan un incremento de la secreción hipofisaria de prolactina.
Los niveles de prolactina circulante varían a lo largo del ciclo vital. En la infancia son elevados, disminuyendo paulatinamente hasta que alcanzan los valores del individuo adulto. Durante la vejez, se produce un nuevo incremento.
Las concentraciones plasmáticas de prolactina varían a lo largo del día siendo mayores durante el periodo de sueño que durante el de vigilia, indicando que el ritmo de secreción de prolactina en humanos es circadiano. La alta tasa de secreción durante el sueño está asociada a los periodos de movimiento rápido de ojos (Radip-Eye-Movement-Sleep, REMS). Estas variaciones están moduladas por la función hipotalámica y en este sentido existen evidencias de que el VIP puede estar implicado en su liberación durante los periodos REMS.
La oxitocina hipotalámica, que también es un estimulador de la liberación hipofisaria de prolactina, juega un papel importante en la regulación de su ritmo de secreción. Por otra parte, el tono dopaminérgico del hipotálamo ejerce un efecto inhibidor sobre secreción de prolactina. De hecho, se ha observado que la actividad dopaminérgica de las neuronas TIDA disminuye con anterioridad a la elevación de los niveles plasmáticos de prolactina, mostrando que la liberación de dopamina hipotalámica en el vaso portal que llega a la hipófisis presenta ritmos circadianos asociados a los periodos de disminución de las tasas secretoras de prolactina.
El aumento de la secreción de prolactina hipofisaria provoca la inhibición de la hormona liberadora de gonadotropinas (LH y FSH). Estas altas tasas de prolactina circulante son causa de infertilidad tanto en mujeres como en hombres.